Monday, November 19, 2012

Capitulo III


Sábado. La sensación de la gran cantidad e alcohol que ingerí la noche anterior estaba haciendo efecto. Bastante. Eran las 11 de la mañana y me sentía como de costumbre después de una noche con Nick y Kia. Eran lo más cercano que tenía a amigos. Vivían cerca de aquí y usualmente nos juntábamos en el departamento de Kia porque era el más grande. El dinero que me daba mi mamá para la escuela, me lo gastaba en comida, alcohol y cigarros. ¿Debería sentirme mal por mentir? Sé que así debería ser, pero la verdad es que eso ya no lo veo como un problema. Ni siquiera a mis "amigos" podía contarles como era en realidad.

Nunca faltaba comida en mi departamento, de hecho a veces tengo que tirarla por que olvido que está ahí. Tenía diferentes cuentas bancarias; una "para la escuela", otra para comida y cosas que ocupara el departamento y la última para gastar en ropa o lo que yo quisiera. Cuando se trataba de dinero, nunca era problema para mis papás. Me acostumbre tanto a recibir dinero en ves de cariño que a la fecha no me afecta lo poco que veo a mis papás. A los 18 me compraron un departamento pequeño, y es por eso que me fue más fácil mentirles. No me siento mal de que lo hayan hecho, ya que cuando mi hermano tenía la misma edad hicieron exactamente lo mismo.

¿Sábado? Si, probablemente Walker está en el parque con los locos-drogadictos. No veo por que deba asistir. Seguramente tiene bastantes personas con que tratar. Aunque me gusta estar con él, prefiero que sea a solas, el Jueves, aunque fue un pequeño detalle, pude saber algo que hace. Y ni siquiera tuve que preguntarle. ¿Escribir cuentos de sus pacientes? Nunca lo hubiera imaginado. No fue lo que él dijo pero es lo que hace.

Me gusta la manera en que me mira, quizás así vea a todos sus pacientes. En fin, la confianza es claramente un problema para mí. A pesar de lo verdes y atractivos que son sus ojos, y de su perfecta sonrisa, no va a recibir mi confianza. Si, le conté más cosas acerca de mí, pero a lo que me refiero es que no planeo decirle como me siento. Si alguien supiera mis verdaderos sentimientos se daría cuenta de lo patética y rota que soy. Incompleta puede ser un adjetivo que me describa también.

Solían decirme que todo lo que hacía, lo hacía para llamar la atención, pero eso era lo último que quería. Mi adolescencia estuvo llena de insultos y golpes. Y aunque ninguno volvió a ser como los del director Thomas, fueron bastante malos.

Tenía cicatrices en varias partes de mi cuerpo, en mis piernas, en mis brazos y en mi abdomen. El dolor, cuando era causado por mí, se sentía mejor que cuando lo recibía por parte de alguien más. Fue así como aprendí a tolerarlo todo. Después de un tiempo, no podía dejar de cortarme. Era algo que tenía que hacer todos los días, para sentirme completa. Nunca eran demasiado profundas las heridas, pero siempre buscaba que mi sangre se exhibiera.

Muchas personas ya conocían mis cicatrices, pero procuraba ocultarlas ante Walker. Sentía pena que las viera. Que extraño sentir pena con él, que debe estar acostumbrado a personas como yo. Walker no se ha ido de mi cabeza desde la primera vez que lo vi. Y no tengo problemas en contarle cosas sobre mí, mientras no tengan que ver con mis heridas o problemas.

Apenas era domingo y ya ansiaba volver a ver a Walker. Debí haber ido ayer al parque. Demasiado tarde. A veces siento que él de verdad me puede ayudar a superar todos mis traumas. Tengo suerte que actualmente nadie me acosa ya. Pero tengo bastante miedo. No puedo soportar un gesto de cariño como un abrazo. Tengo miedo de querer a las personas, tengo miedo de que me hagan sufrir, tengo miedo de no importarles, como a mis papás. Tengo miedo de encontrarme con alguien que me quite el sueño y despierte mi interés en el amor.

Cuando intenté suicidarme, fue después de haber tenido una crisis nerviosa, problema que recientemente se presentó en mí y que mis papás desconocen. Estaba demasiado exaltada, recordando todo lo que había vivido, todo lo que había sufrido y todo lo que había sentido. Nunca había sentido esa necesidad, esa necesidad de terminar con todo de una vez. ¿Quién me extrañaría? No tengo amigos, mi familia quizás me llore de vez en cuando pero hasta ahí. No tengo personas que realmente me necesiten. Todo fue tan rápido. Un segundo estaba llorando en el piso de la cocina, y al otro estaba llena de sangre en el baño.

No había sentido la necesidad de volver a hacerlo. No quería sentirla, porque aunque me asusta el hecho de seguir aquí, también me asusta conocer que hay más allá. Y ahí estaba Walker otra vez en mi mente. Probablemente el no tenía el mismo interés que yo en él. No sé que veo en Mark Walker, pero sin duda no lo veo en nadie más. No me canso de pensar lo injusto que es que me esté conociendo tanto mientras que yo se tan poco sobre él.

Dediqué lo que le restó al día a leer un poco y tomar té.

Martes por fin.

- Buenas tardes, Doc. - dije al entrar a su oficina. Ya se encontraba en la pequeña sala sentado esperándome. Cuando sus ojos se cruzaron con los míos sentí cosquillas en todo mi cuerpo y no pude evitar pellizcarme el brazo disimuladamente para librarme de esa sensación.
- Lauren, te ves bastante bien. Buenas tardes. - dijo y cuando me acerqué se paró y nos saludamos. Su mano, como siempre estaba caliente. Cuando nuestras manos se tocaron, sus ojos se pasaron a ellas, como si estuviera presenciando el acto, después regresaron a los míos. Sentí un leve calor en mis mejillas y de pronto supe que estaba roja como la sangre.  Sonrió y nos sentamos.
- ¿Listo para otra de mis historias, Doc?
- Siempre. Esperaba verte ayer, ¿no pudiste asistir? - Vaya, no esperaba que sacara ese tema. Me tomó por sorpresa y tuve que esperar unos segundos para formular mi respuesta.
- No... Se me fue la noción del tiempo, y a decir verdad no soy una persona muy madrugadora.
- Entonces, ¿asistes a la universidad por la tarde? - Wow. Eso si que fue inesperado. Su rostro se tensó, parecía como si algo le molestara. No podría ser yo, ¿o si?
- No, en la noche, de 7 a 11. - No era del todo mentira, ese era mi horario de trabajo. Su mirada buscaba algo, pero, ¿Qué? ¿La verdad? No puede saber que le estoy mintiendo. ¿Por qué estoy tan nerviosa?
- Ya veo. ¿Qué tal estuvo tu fin de semana? - Bien, no pude sacarte de mi mente.
- Bastante aburrida, - dije con una tonta sonrisa que al parecer también lo hizo sonreír - No fue nada divertida. Me la pase leyendo y terminando unos proyectos - de mi jefe, no míos - Normalmente veo a mis papás Miércoles y Domingo, pero no los vi este fin.
- ¿Y como te sentiste? - Problemas de confianza, Doc, ¿lo recuerda? Seguro que si, aun así, le diré la verdad.
- Bien. - Mi respuesta fue rápida y su cara se intrigó más. Estaba recargado en el sillón, sus ojos verdes resaltaban mucho en la clara habitación, no puedo imaginar la cantidad de mujeres que deben estar tras él. Que envidia.
- ¿Por qué? - Explicaciones, nunca he sido buena. No podía dejar de mover mi rodilla y al parecer él ya lo había notado.
- Te dije en nuestra primera sesión, - dije con una pausa, baje la mirada, trague la saliva y al voltear a verlo nuevamente, noté algo nuevo en sus ojos. ¿Impaciencia? - no me gusta que mis papás estén al pendiente de mí. Es molesto. Nunca lo han hecho y no veo porque deban empezar ahora.

Se quedo callado unos segundos. Me observó atentamente, y parecía como si estuviera buscando las palabras adecuadas.

- Cuando era pequeño, siempre me enojaba con mi papá. Me prometía sábado tras sábado que llegaría temprano y podríamos hacer algo juntos. Es psiquiatra, al igual que yo, y siempre tenía bastante trabajo. Me enojaba tanto con el que cuando llegaba, escondía todos sus papeles para que el día siguiente no pudiera encontrarlos. Los padres siempre hacen cosas que molestan a los hijos, Lauren. Probablemente te haya molestado un poco no haberlos visto.

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué de repente empezaba a contarme cosas sobre él? Pero lo que más me tomaba por sorpresa era lo que estaba a punto de decirle.

- Es verdad. – dije por fin – Siempre hacen cosas que nos molestan. No es mentira que no me afecta ahora, pero antes no podía soportar que me dejaran sola tanto tiempo. Odiaba estar en la casa, ellos nunca estaban y mi hermano siempre tenía cosas que hacer. Me compraban cosas que no necesitaba. Pensaban que con eso podían suplir su presencia. – me quedé callada unos segundos, ¿por qué le estaba contando esto? No debería. – Si, me dolió mucho al principio, pero con el tiempo lo fui tolerando, hasta el punto que ahora no me importa.

No paramos de hablar. Seguía contándome de como era de niño, y yo le respondía con algunas historias también. Le expuse mis verdaderos sentimientos, todo lo que sentí de pequeña se lo dije. Le conté de las veces que me quedaba dormida llorando de lo sola que me sentía. Le conté de como un año mis papás olvidaron mi cumpleaños. A pesar de que todas mis historias fueron tristes, me sentía bastante feliz, y el también parecía serlo.

- ¿Te llevaron a la NASA todo un día entero sólo para no estar contigo?
- Si, mi sueño siempre fue ser astronauta. Y estaban muy ocupados ese día, entonces me llevaron y me dejaron con un empleado. Todo el día.
- ¿No estabas asustada? – ME encantaba hablar con él. Parecía realmente interesado en escuchar mis relatos. Y no me molestaba para nada complacerlo.
- No. Fue bastante divertido, - y unas imágenes vinieron a mi mente, e involuntariamente comencé a reírme – creo que fue uno de los mejores días de mi vida.

Seguimos platicando durante algún tiempo hasta que su secretaria, la pelirroja nos interrumpió:

- ¿Dr. Mark?
- Sandra, estoy ocupado, ¿No ves que estoy con un paciente? – parecía un poco alterado pero no enojado. A decir verdad, creo que nunca lo he visto enojado.
- Si, señor, pero es su siguiente paciente. Lleva esperándolo 10 minutos.
- ¿Qué hora es?
- 7:15, señor.
- ¿¡Qué!? – dijo y parándose repentinamente sacó su celular de su bolsillo y comprobó que efectivamente, eran más de las 7 de la noche. Mis citas siempre terminan a las 6. No puedo creer que nos hayamos pasado por más de una hora. Me paré rápidamente, y me acerqué a él.

- Perdón, Dr. Walker, no pensé que ya fuera tan tarde. Es mejor que me vaya. – dije y extendí mi mano. La tomó y después sonrió.
- No te preocupes, el tiempo se me fue volando. Te veo el Jueves, Lauren. Conduce con cuidado y ten una bonita noche.
- El tiempo se pasa rápido cuando se disfruta, Doc. – solté su mano y me marché enseguida. Se quedo con un rostro sonriente y un poco confundido.

No pude evitar sonreír como tonta durante todo el camino. Estuve con él dos horas hoy. Sigo sin creer todo lo que le conté. No había platicado tan abiertamente nunca. Fueron dos horas, y sin embargo quería estar más tiempo ahí, platicando de nada y a la vez de todo. Me gustó mucho poder saber un poco más de él hoy, no sé que sentía al verlo, al ver sus ojos verdes mirándome.

Algo me decía que no podía estar realmente interesado en mi vida, que simplemente estaba haciendo su trabajo. Que probablemente así es con todos los demás pacientes. Los demás. Nunca había querido ser única, pero la idea de saber que no solo trataba conmigo, sino con muchos más pacientes me incomodaba un poco. ¿Qué significaban todos estos sentimientos? Quiero hablar con él. Quiero saber que le gusta, que hace en su tiempo libre, conocer sus intereses.

Llegué tarde al trabajo pero no pareció importarle a mi jefe. Fue una noche de trabajo normal. Acabé todo más rápido que otros días e inclusive salí más temprano.

Nada me animaba más que saber que el Jueves lo vería nuevamente. Quizás pueda conocerlo más. Estoy segura que así será. Cuando llegué a mi departamento cené algo ligero y me quedé viendo una película de terror hasta que me dio sueño. Me fui a la cama y traté de dormir, pero no pude. Seguí pensando en él y en su voz diciendo mi nombre.