Si, realmente el tiempo se pasa rápido cuando se disfruta. Esas dos
horas que estuve con Lauren no fueron suficientes. Necesitaba seguir hablando
con ella, seguir conociéndola. Nunca me había pasado eso con un paciente, siempre
he calculado muy bien mi tiempo. No suelo ser de esas personas que llegan tarde
a sus compromisos, a excepción de la primera cita con Lauren.
Lauren era lo único que estaba en mi mente últimamente. Esa niña y sus
ojos azules le dan un sentido completamente diferente a la manera en que veo
las cosas. Si, nunca había trabajado con un paciente suicida, pero eso no
significa que no sepa como son, y Lauren definitivamente no entra en el
prototipo.
Llegue tarde ese martes al departamento, tuve que quedarme más tiempo gracias
a la prolongada cita con Lauren. Su nombre ha sido pronunciado incontables veces
en mi cabeza esta noche.
“De ojos azules y de rostro
pálido, Lauren…”
Y seguía sin poder concentrarme en mi introducción. Estuve revisando
mis demás archivos, los ya terminados, y traté de guiarme un poco con ellos
pero ninguno me daba una idea de que escribir sobre Lauren.
Eran las 11:37 de la noche, mañana no tenía paciente hasta las 3 p.m.
y necesitaba un trago. No quise ir a ningún bar cerca de mi departamento,
quería abandonar la rutina. Manejé unos 15 minutos hasta que encontré uno
decente y me estacioné.
Fui hasta la barra y pedí una cerveza. Ponerme ebrio no era
exactamente lo que quería, no esta noche por lo menos. Tenía algunas botellas
en el departamento pero quería salir para relajarme un poco.
Una pelirroja se acercó a platicar conmigo. Pretendí que me importaba
lo que decía solo por no ser grosero, pero desde que me divorcié de Rachel
tengo algo en contra de las pelirrojas, todas me recuerdan a ella, quizás por
eso Sandra, la secretaria, no me caía del todo bien. Y hablando de Rachel, hoy
también trató de comunicarse conmigo, ahora en la clínica.
Estuve platicando un tiempo con la pelirroja y una amiga suya hasta que
algo llamó mi atención. Al extremo del bar estaba Kenneth London, el padre de
Lauren. Me disculpé con mis acompañantes y me dirigí hasta él. Caminé sin
pensar qué le diría o porque me estaba acercando hacia él. Cuando estuve cerca
levantó la vista y me sonrió.
- ¡Vaya! Que sorpresa, Dr. Walker, ¿Cómo estás?
- Por favor llámeme Mark, bastante bien, gracias, ¿usted?
- Estoy viejo pero no es necesario el usted. Y estoy algo tenso, tú
sabes, con todo lo de Lauren, algunas cosas del trabajo y Gina está enojada
porque tuvimos que cancelar un viaje.
Fue una plática bastante aburrida. Olía a una combinación de tequila y
vodka, y por su tono de voz creo que no le faltaba mucho para estar ebrio, muy
ebrio. Me contó que Lauren iba a la Universidad de Diseño, o eso creía él. Me
contó la noche en que la encontró en el piso del baño, con las muñecas desangrándose.
No me dijo nada que no supiera acerca de ella. No sé en que estaba pensando al
acercarme a él.
- Y estaba pensando en ir a visitarla a la escuela mañana, tú sabes,
una sorpresa, y después llevarla a su restaurante favorito. Estamos en Octubre
y no falta mucho para que llegue la época de exámenes y con ella el estrés,
creo que una visita le sentará bastante bien.
¿Visitarla? No puede. No, Lauren no asiste a la escuela desde hace dos
años. Si Kenneth va, se dará cuenta de todo. Debo decirle a Lauren. ¿En qué
estoy pensando? Sus padres deberían saber lo que está haciendo, pero ¿Por qué
me estoy preocupando tanto por ella? Definitivamente no está bien que les
mienta. Debería decirle en este momento la verdad.
Pero no pude, simplemente ordené otra cerveza y me despedí.
Llamé a Sandra y le pedí el teléfono de Lauren. Al principio dudó pero
le dije que era algo importante relacionado con sus padres, y bien, no era
ninguna mentira. Llegué al departamento y tomé mi celular de la bolsa de mi
pantalón. Marqué el número y esperé. Sonó y sonó, quizás ya estaba dormida.
Esperé un poco más y una voz un poco dormida me contestó:
- ¿Si? ¿Quién habla? ¿Sabes la hora que es? – No había notado que era
casi la una de la madrugada.
- Lauren, habla Mark, disculpa la hora, pero tengo al que decirte. –
duró un tiempo en silencio y después volvió a hablar.
- ¿Mark? ¿Dr. Walker?
- Si, Lauren, escucha, vi a tu padre hace unas horas en un bar por el
boulevard Edgemont, y ya sé que no estás estudiando, y por eso te digo esto,
quiere ir a visitarte mañana al campus. – Guardó más silencio que la primera
vez.
- Doc… Usted… ¿Cómo?
- Lauren, eso no es lo importante ahora. Dime, ¿qué piensas hacer? –
por alguna extraña razón estaba nervioso e impaciente.
- Yo… Oh, no. Mi carro está en el taller, ¿dijo a que hora iría? –
sonaba bastante nerviosa, y puedo imaginar porque.
- Quería llevarte a comer.
- Solo esto me puede pasar a mí… No tengo idea. No tengo carro y la
Universidad queda casi a una hora de mi departamento.
Mark, ¿qué estás apunto de hacer?
- Dime dónde paso por ti, yo te llevo. – ya era la tercera vez que se
quedaba callada.
- No es necesario, puedo arreglármelas, de verdad, Doc…
- Lauren, - la interrumpí – no es problema, dime donde te veo y a que
hora.
- Mi departamento no queda muy lejos del boulevard Edgemont, está a
unos 10 minutos. Pero sería mejor verte en el café que está por la calle
Edforth Way, Julie’s. ¿Lo conoces?
- Si, ¿te parece a las 10:30? – me parecía increíble lo que estaba
haciendo, pero aun más increíble era que ella estuviera aceptando. Supongo que
estaba muy asustada de que sus padres supieran la verdad, de otra manera no
haría una cosa como esta.
- Está bien, de verdad, te lo agradezco. No tienes por que hacer esto.
- No es ningún problema, descansa y te veo mañana, más tarde en
realidad.
- Hasta entonces, descansa también, Mark.
Mark. Era la primera vez que me llamaba sólo por mi nombre. Nunca me
había gustado que mis pacientes lo hicieran, sin embargo no me molesto en
absoluto que Lauren lo hubiera hecho.
Veré a Lauren mañana. Estaré con ella una hora en mi auto. Esto nunca
me había pasado con ningún paciente. “Nunca
mezcles tus asuntos personales con el trabajo, Mark.” Decía mi padre. ¿Por
qué me sentí tan obligado a ayudar a Lauren? Y qué tipo de ayuda le estoy dando…
Debería influenciarla de una buena manera, y en cambio la estoy ayudando a mentirles
a sus papás. Buena esa, Walker.
Concilié el sueño poco después de las 2 y a las 8:45 sonó mi alarma y
me metí a bañar. Tal parece que el departamento de Lauren no queda lejos del
mío, a unos 10, máximo 20 minutos, sin embargo ella prefirió verme en un café.
Julie’s. Estuve ahí con Rachel unas cuantas veces.
A las 10:15 llegué a Julie’s y Lauren estaba sentada en una mesa
pegada a la ventana, lo cual me daba una perfecta visión de ella. Parecía tan
tranquila, nada alarmada por la situación. Estaba leyendo un libro cuyo nombre
no alcance a leer. No me bajé del carro hasta que dieron las 10:25. No pude
dejar de verla por 10 minutos, tan pálida y sin embargo tan brillantes sus ojos
azules. Nunca había notado lo largo que era su cabello. No era como la mayoría
de las adolescentes, nunca la he visto con más maquillaje del que necesita,
aunque probablemente no necesite, su piel es muy bonita. Sácala de tu cabeza,
es una niña. Me decía mi subconsciente, a lo cual contesté: No estoy haciendo
nada malo.
Cuando entré al café Lauren volteó y en cuanto sus ojos se cruzaron
con los míos no pude evitar sentir algo extraño en mí, ¿alegría? ¿Satisfacción?
No lo sé. Me acerqué a ella y se puso de pie y con una sonrisa bastante amplia
me recibió.
- Doc, buenos días – dijo mientras me ofrecía su mano. – Gracias por
venir, de verdad.
- No es problema, ¿ya desayunaste?
- No, pensé en esperarte.
- Entonces vamos a ordenar algo. – dije mientras le ofrecí una sonrisa.
Nos dirigimos a la caja y evaluando el menú, supe al instante que
quería. Lauren aun parecía indecisa. Esperé unos segundos y después le pregunté
qué quería.
- Un chocolate caliente, blanco y un muffin de plátano con nuez. – dijo
mirando también a la cajera. Le sonreí a Lauren y después ordené.
- Un caramel macchiato, por favor, es todo.
Antes de que pudiera sacar dinero de su cartera, le ofrecí mi tarjeta
a la cajera.
- No es necesario, Doc, ya harás suficiente por mí el día de hoy. –
dijo un poco apenada.
- Por favor, no es nada.
Realmente no lo era. Fuimos a la mesa nuevamente y nos sentamos. A
diferencia de cuando la vi desde mi carro, ahora parecía un poco nerviosa,
ansiosa quizás. Guardó el libro que traía en las manos en su bolsa. Antes de poder decirle algo, una mesera nos llevó
nuestra orden. No pude evitar sentirme algo nervioso también, como si estuviera
en prepa y tuviera que dar un discurso frente a toda una audiencia. Comenzó con
su muffin y la miré silenciosamente. Cuando me vio sonrió y fue ella quien
rompió el silencio:
- ¿Qué más hablaste con mi papá?
- Nada que no supiera. Esperaba recibir un poco más de información,
para serte sincero. Pero al parecer él tampoco sabe mucho de ti. – tomó de su
chocolate y después continuó hablando.
- Es difícil que sepa sobre mi, nuestra relación padre-hija nunca fue
la mejor.
- Ya veo. Es difícil conseguir información tuya. ¿Ese problema que
tenías de confianza conmigo está desapareciendo? De otra manera no hubieras
aceptado esto. – dije con una sonrisa. La sorprendió mi pregunta, pero no se
apenó, en cambio sonrió nuevamente y tomó más de su chocolate.
- No te creas tan afortunado, Mark Walker. La confianza se gana con el
tiempo, y apenas llevamos 4 horas y – revisó su reloj – 20 minutos de
conocernos.
Ambos reímos y continuamos comiendo.
Terminamos nuestros respectivos alimentos y nos dirigimos al carro.
Abrí su puerta y sonrió al subirse. Si, Lauren, todavía existen los caballeros.
Me subí al carro y lo encendí.
- Bonito carro, Doc.
- Gracias, Lauren.
Los primeros 30 minutos estuvieron bastante tranquilos. Platicamos de
cosas irrelevantes. Hasta que cuando arremangué mi playera, volteó a verme. Estaba
vestido muy casual, llevaba unos pantalones de mezclilla y una playera de manga
larga. Al parecer le sorprendió ver que tenía un tatuaje en el brazo.
- ¿“Versuch sterben”? ¿Qué significa? A pesar de que dudo que sepa
alemán, no lo pronunció tan mal.
- Morir intentando. Es alemán.
- ¿Algún significado en especial? Y, ¿por qué en alemán?
- Es una canción. Y creo que es preferible una muerte después de
haberlo hecho e intentado todo. Antes me era más claro el significado, ahora lo
veo como una canción. Fue mi primer tatuaje, tenía 17. Y soy mitad alemán. Mi
madre es alemana, tengo familia allá. Walker Kügler es mi apellido completo.
- ¿Kügler? – era bastante divertido escucharla pronunciar palabras en
alemán, sonreí y continué escuchando - ¿17? Vaya, eso debió haber sido hace
siglos. – dijo con un tono burlón y se empezó a reír. No pude evitar hacerlo
también. - ¿Primero? ¿Hay más?
- Tengo en el omóplato izquierdo, bícep derecho y uno pequeño en la
clavícula. – parecía bastante emocionada con mi corto relato.
- ¿Crees que los pueda ver algún día? Me gustan los tatuajes. Siempre
he querido uno pero nunca he tenido el valor…
Se quedo muy pensativa durante un tiempo. Como si estuviera recordando
algo doloroso. Sacudió su cabeza y volteó a verme nuevamente.
- Claro, no veo por que no. – sonreí y pise el acelerador.
Llegamos a las 11:57, Lauren no bromeaba al decir que estaba a una
hora. Kenneth ya le había mandado un
mensaje a Lauren avisando que llegaría a la 12:15. Me estacioné en la puerta
del amplio campus. “Alberta College of Art &Design”. Nuestros departamentos
estaban en Hamptons, y la universidad estaba casi en Sunnyside. Se desabrochó
el cinturón y se volteó hacía mí.
- Muchas gracias, de verdad no tenías por que haber hecho esto.
- Deja de decirlo, estaré por los alrededores. Márcame cuando te hayas
desocupado. – se puso un poco roja y sonrió. Hace tanto que no veía unos ojos
como los suyos, tan inocentes e intrigantes. Sé que hay muchas cosas que
aprender aun sobre Lauren, y lo haré, no lo dudo.
Salió del carro y me fui. ¿Qué tiene Lauren que no dejo de pensar en
ella? Nunca me había pasado esto con un paciente. Me intriga su vida. No he
conocido su verdadero problema, tampoco mencionó en todo el camino que se había
salido de la escuela. Esperaba que pudiera decirme algo por su propia voluntad,
pero supongo que tendré que esperar para saber.